Exposición fotográfica “La biblioteca”; libros abandonados y reencontrados
Libros abandonados a un costado del camino. Exiliados de la biblioteca y la memoria.
¿Historias rotas?
Residuos para el olvido: rito anónimo del final del día.
Un paseo nómade por calles y arenas de otra lengua hace tropezar los ojos de Liliana Gelman con viejos libros desechados. Ediciones del siglo XIX; otras de la primera mitad del XX.
Entonces un gesto sacude el abandono; las yemas de los dedos se demoran sobre una cubierta y contienen su respiración expectante de lectora. El objeto vuelve a ser un texto.
¿Imaginar fotografías sobre libros es ya estar leyendo?
Lenguas desconocidas en la penumbra cruzan sentidos con el idioma apenas aprendido de la ciudad huésped. Leer la extranjería es leerse.
Las palabras retornan al deseo de ser leídas aun en la niebla de la lengua ajena. Desterradas de una biblioteca vuelven a ser cofradía de libros dejados en otros bordes.
El silencio queda en suspenso. Los ojos tienden puentes hacia antiguas historias susurradas que el gesto fotográfico convierte en danza. Los lomos doblan su espinazo y se oye el rumor de viejas lecturas. Las hojas olvidan su letargo de libro cerrado. Las tintas levitan sobre el papel rugoso en una coreografía que abre en abanico nuevos modos de leer.
La cámara ilumina, sutil, esa avidez. La media luz entreabre los textos, los enciende. Como un teatro que vuelve a poner en escena deseos mínimos y secretos, el vínculo fotográfico reinaugura la lectura. Fragmentos de mundos, los libros fotografiados mueven el aire.
Jadeo acariciado por la curiosidad sobre otros ojos detenidos y exaltados antes.
Velamen abierto a vientos de letra adentro.
Cecilia Bajour
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